3 de agosto de 2013

El miedo irracional a los estudios estadísticos

Leía plácidamente mi timeline en Twitter esta tarde, bastante más calmado y sosegado ahora que la gente parece haberse tomado vacaciones incluso en esto de hablar mucho en muy poco espacio. Y en medio de la placidez me he encontrado con un tuit de mi amiga Maje (la cual, por cierto, de vez en cuando dice cosas interesantes en su blog) que me ha descolocado un poquito, pero tampoco mucho.

El tuit en cuestión viene a llamar la atención sobre que una profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED ha publicado en la revista Cuadernos de pensamiento político, editada por la Fundación FAES, un artículo en el que afirma que la emancipación femenina, la extensión cada vez mayor de la educación y la mayor longevidad ponen en peligro a ese conjunto de cosas que solemos llamar Estado de Bienestar.

Luego más tarde he visto a alguna gente más hablando del tema, y ya previendo un ataque de irracionalidad contra las barbaridades que ha dicho esta mujer, oh dios mío, qué deleznable es el mundo, pues vengo a hablar un poco de ese territorio de los estudios y las estadísticas.

Los analistas, esos malvados seres


Aunque os sorprenda, los estudios estadísticos, si están bien hechos, son siempre objetivos. Siempre. Sin excepción. El problema que tienen es que leer los resultados a pelo y sin ser cocinados previamente puede tener el mismo resultado que leer la etiqueta del champú mientras te duchas: lees mucha información pero no entiendes nada.

Ahí es donde entran en juego los analistas. Los conoceréis de cuando leéis los resultados de las encuestas del CIS y os hablan de "intención de voto" y de "voto estimado". La intención de voto son los datos de la encuesta "a pelo", y el voto estimado es el resultado de que los analistas cojan y, en base a criterios estadísticos y empíricos sobre cómo de fiable ha sido la información de los ciudadanos respecto de los resultados finales en las elecciones, y otros indicadores por el estilo (al final no hay tanta abstención y los indecisos acaban decidiéndose por algo, por ejemplo), elaboran una previsión que pretende ser realista sobre cómo quedarían unas elecciones. Los analistas conocen bien, además, cómo se ha hecho el estudio, por lo que pueden localizar los puntos débiles y enmendarlos, en lo posible, de cara al análisis.

Los análisis, por tanto, son subjetivos. Y esa subjetividad puede estar fundamentada en muchas cosas: en otros estudios, en lo que le pagan al analista porque los resultados sean unos en particular, o sencillamente, en lo autoritario o demócrata que te hayas levantado ese día. Depende de lo que consideremos un sustento argumentativo razonable, entenderemos que el análisis es acertado o que se dedica a hacer propaganda a unos intereses particulares.

Los datos "a pelo", esos eternos incomprendidos

Hay quien prefiere, por diferentes motivos, publicar solo datos "a pelo", sin tratar, o presentar ambos. Depende de lo transparente que se quiera que sea el proceso de elaboración de conclusiones o de si estas siquiera se han alcanzado, que puede ocurrir que recojamos muchos datos y que el resultado sea no encontrar correlación alguna (muy raro el caso, pero oye, puede pasar).

Los motivos por los que se publican o no los datos en crudo son muy variopintos. Generalmente la propia política de la entidad respecto de las técnicas de elaboración de sus estudios manda, siendo públicos solo en el caso del CIS y alguna empresa privada. Lo que más peso tiene, sin embargo, suele ser el lector, especialmente en medios de comunicación, donde priman la concisión y la claridad de los resultados sobre las cantidades ingentes de información inconclusa.

El caso que nos ocupa

En la breve exposición que he hecho, lo más importante que podemos señalar es la necesidad de interpretar los datos obtenidos. En el caso de los datos en crudo está claro, dado que es necesario analizarlos, hallar correlaciones y extraer las conclusiones que se consideren. Pero también los análisis se prestan a la interpretación, y creo que ese es el punto de vista con el que hay que valorar el artículo publicado en FAES.

Siguiendo el proceso, la profesora ha accedido a unos datos económicos, demográficos o de cualquier otra índole, para obtener como resultado que el Estado del Bienestar pende de un hilo porque las mujeres se emancipan, los mayores viven más y los jóvenes estudian más. Vamos, que esa cosa que sirve para que todos vivamos mejor está empezando a irse a pique... porque vivimos mejor.

Partamos de que esta mujer ha hecho los pasos que he descrito de obtención de datos y análisis, y que, en su condición de profesora universitaria, los ha analizado con criterios razonables y que el sesgo político de la publicación tuviera poco o nada que ver en el estudio (a lo mejor me tildáis de demasiado confiado; en realidad si partimos de que es todo mentira este artículo no tiene sentido, así que dejadme seguir). Así pues, tenemos unas conclusiones. Que venden muy mal, hay que decirlo. Pero conclusiones son.

Pues bien, ¿qué interpretación debemos dar a esos datos? La más inmediata, la que se desprende del titular de la noticia en VozPópuli (un medio, por cierto, que tiende a escandalizar más que a informar, si me permitís el apunte subjetivo), puede ser que sea necesaria una regresión en dicho Estado de Bienestar "forzada por las circunstancias". O bien, como le he comentado a Maje, que haya que proceder al exterminio de los parásitos que están convirtiendo nuestro estilo de vida en inviable.

Pero podría haber más interpretaciones, ¿o no? Yo puedo llegar y decir que los datos apuntan a la necesidad de un cambio en el esquema que nos permita aprovechar los beneficios de la incorporación de la mujer al mercado laboral y de la mejor formación de los jóvenes, de forma que se permita mantener el Estado del Bienestar sin necesidad de poner el límite legal de edad para vivir a los setenta años (esto último del límite me lo acabo de inventar, y espero no estar dando ideas a algún loco). ¿Por qué no podemos interpretar esto? Bueno, porque hemos leído que viene de FAES, y hay que reconocer que en FAES y el PP no estarán últimamente muy por la labor de mantener mucho Estado del Bienestar, por muy buenas intenciones que presenten en las ruedas de prensa de los Consejos de Ministros o en los preámbulos de las disposiciones legales que aprueban.

Lo voy a plantear con un ejemplo bastante claro. No nos sería muy difícil sacar un estudio en el que se concluyera que la inmigración perjudica a los españoles, ya que los deja sin empleo, y esto es malo malísimo en tiempos de crisis. Y con esto ya tendríamos a no pocos partidos de cierto extremo político pidiendo deportaciones masivas y hacer prácticamente lo que a los judíos en el siglo XVI.

¿Sería falso ese informe? Probablemente no, como seguramente tampoco sea lo que pone en el artículo de FAES. Lo que no podemos hacer es indignarnos porque unos datos pueden llevar a una conclusión o acción concreta. Es como si nos cabreásemos porque un estudio concluyera que desde que tenemos ordenadores estamos cada vez más enganchados al porno; la única solución para alguien que no quisiera que se viera tanto porno no sería prohibir los ordenadores.

Si desde que las mujeres se emancipan el Estado del Bienestar se ve más perjudicado por diferentes motivos, pues habrá que estudiar alternativas para que las mujeres sigan emancipándose sin que se desmorone todo el chiringuito que hemos montado. Tan simple de formular como difícil de implementar. Pero eh, que los partidos políticos basan su agenda política en este tipo de frases y en el "ya lo pondremos en marcha", así que yo no veo dónde está el problema aquí.

Que lo que vengo a decir es que los datos, datos son. Y que las conclusiones, ídem. Y pueden no ser bonitos. De hecho, muchas veces no lo son. Pero no nos pueden dar miedo esos datos, porque sin ellos sería imposible estudiar el mundo y proponer alternativas a lo que ya hay. Y que si en FAES dicen cosas que pueden desembocar en otras mucho peores, temedlo, porque puede que llevéis razón. Pero esperad a que lo digan antes de acusarles por el mero hecho de publicar datos.

5 de agosto, 20:00 - P.D.: En eldiario.es han publicado hace bien poquito una noticia al respecto en la que ahondan un poco en algunas de las frases de la profesora. Así, esta indica que los llamados Estados del Bienestar han procurado logros sociales que, no obstante, desafían su propia sostenibilidad. Más de lo mismo: los números pueden mostrar realidades muy feas que es necesario afrontar, y esto no debe horrorizarnos.

Sí hay una referencia posterior, ya no como cita, en la que eldiario.es indica que la autora cree necesario introducir medidas para recuperar la competitividad del Estado, dando unicamente las prestaciones sociales primordiales a fin de no retrasar el progreso del conjunto de la sociedad. Y aquí ya podríamos empezar a poner la voz de alarma o debatir, a falta de todas formas de ver qué se entiende por "prestaciones sociales primordiales".
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Por cierto, sobre el tema de la publicación de datos hay una cuestión interesante respecto de la contabilidad analítica que se quiere implantar en las universidades, o que al menos se ha planteado en algunos documentos e informes, como el famoso documento de financiación de las universidades de la Conferencia General de Política Universitaria y el Consejo de Universidades. Tiene mucha relación con esto que digo, pero también mucho análisis político en paralelo. Lo dejo como apunte, por si a lo mejor me da por hablar del tema más adelante.

3 comentarios:

  1. Interesante post. En mi opinion es importante tener en cuenta la raiz de esas conclusiones interpretativas, que tal como dices, terminan siendo subjetivas. Este analisis esta publicado en la FAES, el Think Tank del PP, lo cual viene a ser algo asi como la maquinaria ideologico-academica del partido. Por ello, estas conclusiones no son sino otra forma de querer justificar y preparar a la sociedad española para los progresivos recortes en materia economica y derechos sociales que venimos sufriendo. Y los que estan por venir.

    Por ello, en la tesitura actual, con una clase politica corrupta hasta las cejas, con ese constante sonido de recortes en nuestros oidos en forma de politicas restrictivas y eufemisticas, y una perspectiva de futuro nada halagueña es lo mas normal del mundo que la gente y los medios se quejen. Que, mientras no sea ilegal, estamos en nuestro derecho. Y si no, tambien.

    El problema es que una conclusion puede ser objetivamente cierta -la marihuana, por ejemplo, es terapeutica-, sin que con ello, subjetivamente pueda justificarse, para un Estado, en un momento concreto, aplicar tales politicas. Mas si cabe cuando esas politicas o ideas propuestas tienen cierto sabor a remora y tradicionalismo de tiempos -si, maldita palabra- franquistas.

    En resumen, estas conclusiones ideologicamente interpretadas vienen a servir de pie de apoyo a las politicas restrictivas del PP aplicadas y las futuras, culpando la falta de crecimiento del Estado a la estructura familiar actual y a una serie de derechos sociales perfectamente compatibles con el crecimiento economico -veanse Suecia o Dinamarca- cuando por otra parte se evita hablar de la otra cara de la moneda: unas politicas o estructuras de empleo que no se adaptan a las necesidades actuales (para que haya mas empleo no creo que la solucion pase por crear mas trabajos precarios, sino adaptar la formacion profesional y academica a la demanda nacional e internacional), una corrupcion rampante, un nivel de evasion fiscal espectacular...en fin, una serie de cosas, de mucho mas peso que lo reseñado por la profesora y con las que, parece mas conveniente mirar a otro lado e incluso echarle la culpa al gato, antes que reconocer la propia incapacidad e incompetencia del partido para llevar a cabo las politicas necesarias. Pero claro, no vas a morder la mano que te da de comer.




    pd.-Disculpad las continuas ausencias de tildes, pero en el teclado britanico desde el que escribo, no se como ponerlas-.

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    1. Está claro que FAES tiene un objetivo claro y, desde luego, no pretendo tomar a la gente por tonta. De hecho, es bueno para la gente ver este tipo de cosas, porque como bien dices permite ver por dónde van a ir los tiros.

      Mi sutil crítica sin embargo se encuentra en lo criticable, valga la redundancia, de que se publiquen unos datos sin más historia. Preocupante sería, para mí, que acto seguido se enumerase una serie de políticas que fueran, a mi juicio, negativas según mi perspectiva del Estado y etc. Pero si solo se enuncian los datos, poca opinión puedo tener más allá del "anda, pues mira tú qué cosas".

      Que luego está cómo dices lo que dices, y desde luego que hay intencionalidad en decir que una serie de cosas hacen inviable el Estado del Bienestar, porque das a entender que no te va a quedar otra que cargártelo. Pero yo llevo tiempo en mis trece de que los debates deberían hacerse mucho más en torno a ideas y medidas concretas y no en simples vaguezas englobadas en el "Estado del Bienestar". Yo mismo no estoy de acuerdo con algunas cosas que defienden algunos grupos y que dicen que se engloban en él. Reclamo ir a lo concreto, y en este caso la profesora ha concretado poco, ya sea de manera interesada o no.

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  2. Estoy de acuerdo, en política se peca mucho de ir a la generalidad categórica y a la ambigüedad al hablar de cosas como la Justicia, el Estado del Bienestar...pero es preferible para ellos esto que tratar sobre medidas concretas, porque eso supone comprometerse en público y el grupo puede quedar en evidencia. Otra estrategia más y como dices, deberían ser más concretos.

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